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Las empresas mineras, como la mayoría de los propietarios y operadores de la infraestructura crítica del país, se están volviendo cada vez más vulnerables a los ciberataques a medida que optimizan las operaciones automatizando más equipos y ejecutando instalaciones y activos desde cientos de millas de distancia con la ayuda de tecnología sofisticada. La dependencia necesaria de los sistemas de control y automatización industrial para monitorear los procesos físicos y los datos patentados y otra información y redes sensibles pone a las empresas en riesgo.

Las consecuencias de estos desafíos podrían ser graves. Los piratas informáticos pueden acceder a la red de una empresa a través de un proveedor con una ciberseguridad débil y terminar controlando directamente los sistemas críticos de seguridad de la mina, las instalaciones de procesamiento o la maquinaria pesada. Los ataques a unidades de ventilación subterráneas, relaves, sistemas de monitoreo de presas, controles de tuberías o monitores de gas podrían afectar significativamente la seguridad de los trabajadores y la comunidad.